Los visitantes

El claqueteo de la geta de madera de Yoshitake al golpear las piedras incrustadas del patio del
Sr. Shimizu atravesaba la niebla de una fría noche de otoño en el tercer año del reinado del Emperador Nipón Shōmu. Yoshitake se apresuró a contarle a su señor acerca de una extraña comida traída del Reino Medio por monjes budistas a través del mar.

Aseguraron haber fabricado la sustancia, de aspecto similar a una esponja, a partir de un líquido blanco obtenido al moler judías. Los monjes tenían cuerpos esbeltos, ágiles y musculosos, y aseguraban que esa sustancia les había alimentado en sus viajes sin necesidad de alimentarse de carne animal.

Yoshitake escondió el pastel de color beige en su kimono, donde estaba perfectamente envuelto en una tela áspera y protegida por una estera de bambú; no estaba dispuesto a compartir lo que había oído y visto con nadie más que con su maestro. Porque si era cierto lo que habían dicho los visitantes budistas, esta simple comida de monjes tenía el potencial de alimentar al samurái del Sr. Shimizu.

¿Qué es exactamente el tofu?

Tofu,  豆腐 , es en realidad una palabra japonesa para judías cuajadas, derivación de la palabra china doufu. Estaremos de acuerdo en que tofu suena mejor que judías cuajadas, del mismo modo que queso suena de una forma más agradable que leche cuajada. Por tanto, nos quedaremos con tofu.

El tofu se originó en China hace más de 2.000 años, desde donde monjes budistas lo llevaron a Japón, Vietnam y por todo el sudeste asiático. Benjamin Franklin, el estadista y científico estadounidense, nos proporcionó el primer uso registrado de la palabra «towfu» en la lengua inglesa, al ser el autor de una carta en la que mencionaba el «queso chino» que había probado en Londres en 1.770. Aunque los primeros inmigrantes asiáticos de Europa y América del Norte producían tofu para su propio consumo, el tofu no alcanzó un significativo grado de reconocimiento en Occidente hasta mediados del siglo XX. Hoy en día, al ser rico en proteínas, el tofu se ha convertido en una alternativa común a la carne.

¿Qué es exactamente el tofu?

Tofu,  豆腐 , es en realidad una palabra japonesa para judías cuajadas, derivación de la palabra china doufu. Estaremos de acuerdo en que tofu suena mejor que judías cuajadas, del mismo modo que queso suena de una forma más agradable que leche cuajada. Por tanto, nos quedaremos con tofu.

El tofu se originó en China hace más de 2.000 años, desde donde monjes budistas lo llevaron a Japón, Vietnam y por todo el sudeste asiático. Benjamin Franklin, el estadista y científico estadounidense, nos proporcionó el primer uso registrado de la palabra «towfu» en la lengua inglesa, al ser el autor de una carta en la que mencionaba el «queso chino» que había probado en Londres en 1.770. Aunque los primeros inmigrantes asiáticos de Europa y América del Norte producían tofu para su propio consumo, el tofu no alcanzó un significativo grado de reconocimiento en Occidente hasta mediados del siglo XX. Hoy en día, el tofu es una alternativa común a la carne, rica en proteínas.

El proceso para hacer tofu comienza con la limpieza y remojo de semillas de soja secas en agua. Estas semillas ablandadas son posteriormente molidas con más agua y la suspensión obtenida se filtra para obtener un extracto licuado. Posteriormente se cocina el extracto al que se agrega un coagulante para solidificarlo y crear así pequeños grumos. Esta sustancia espesa se presiona en un molde y, tras enfriarse, se corta en barras. Se pueden utilizar varios coagulantes, incluyendo sulfato de calcio (yeso), cloruro de magnesio y ácidos como el vinagre o el jugo de limón.

Dependiendo del proceso de cocción, así como del coagulante utilizado, la textura del tofu puede variar desde muy suave hasta más firme. A menos que se encuentre congelado, seco o en escabeche, el tofu normalmente se sumerge en agua y se refrigera para así retrasar su deterioro.

El proceso para hacer tofu comienza con la limpieza y remojo de semillas de soja secas en agua. Estas semillas ablandadas son posteriormente molidas con más agua y la suspensión obtenida se filtra para obtener un extracto licuado. Posteriormente se cocina el extracto al que se agrega un coagulante para solidificarlo y crear así pequeños grumos. Esta sustancia espesa se presiona en un molde y, tras enfriarse, se corta en barras. Se pueden utilizar varios coagulantes, incluyendo sulfato de calcio (yeso), cloruro de magnesio y ácidos como el vinagre o el jugo de limón.

Dependiendo del proceso de cocción, así como del coagulante utilizado, la textura del tofu puede variar desde muy suave hasta más firme. A menos que se encuentre congelado, seco o en escabeche, el tofu normalmente se sumerge en agua y se refrigera para así retrasar su deterioro.

¿Cómo elaboramos nuestro tofu?

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Comenzamos dejando en remojo semillas de soja secas durante cinco horas en agua ligeramente alcalina extraída de nuestro pozo, que aprovecha un acuífero subterráneo, protegido y filtrado por 15 metros de tierra, roca, arena y arcilla. Posteriormente molemos estas semillas, ya blandas, con más agua del mismo tipo, lo que da como resultado una pasta granulada, que molemos y colamos, y luego molemos y colamos una vez más para obtener un extracto puro y licuado que está listo para ser hervido a fuego lento.

En el momento justo durante el proceso de cocción, agregamos vinagre de caña de azúcar como coagulante y un toque de sal marina. El producto cuajado se vierte en un molde y se presiona de manera firme para formar una especie de pasteles. Tras el enfriamiento, estos pasteles se cortan en bloques de 250 g, 500 g, o 1 kg y se insertan en paquetes de plástico transparentes, de calidad alimenticia, de 85 micrómetros de espesor, con protección frente a bacterias, que posteriormente son sellados al vacío.

El resultado final es un tofu extra firme, ideal como sustituto de la carne. Puedes saltear, freír, cocer a fuego lento, estofar, hornear, asar, hacer a la parrilla o incluso deshidratar nuestro tofu, como lo harías con carne de vacuno, cerdo, ave o pescado. De hecho, para cualquiera de tus recetas para cocinar carne, puedes usar simplemente una cantidad equivalente de tofu Doña Zarina, condimentarlo de manera similar, y tendrás una fuente alternativa de proteínas deliciosa y saludable.

  • ¿Obtendríamos el mismo resultado si sólo pusiéramos en remojo nuestras semillas durante cuatro horas en lugar de cinco? Tal vez.
  • ¿Sería aceptable moler las semillas dos veces en lugar de tres? Quizás
  • ¿Podríamos usar yeso barato (el material primario de tableros de yeso) en lugar de vinagre de caña de azúcar? Bueno, sí.
  • ¿Podríamos añadir un emulsionante químico para facilitar la obtención de una textura uniforme? Por supuesto.
  • ¿Podríamos simplemente envolver los bloques ya terminados con una envoltura de plástico barata en lugar de sellarlos al vacío? Sin ninguna duda.

Pero no lo hacemos. Hacemos el tofu para ti exactamente del mismo modo que lo haríamos para nosotros. Solo cuatro ingredientes bendecidos por la naturaleza, dan calidad al nombre de Doña Zarina: soja, agua, vinagre de caña de azúcar y sal marina; más la habilidad de los artesanos.

¿La soja es realmente sana?

El pensamiento actual con respecto a una dieta saludable (si bien el concepto saludable ha cambiado a lo largo de los años) generalmente significa que la dieta debe estar compuesta por alimentos que contienen niveles bajos de colesterol, sodio, grasas saturadas y carbohidratos refinados. Pero tras esta afirmación, algunas opiniones comienzan a ser distintas. Algunas personas muestran más interés por una dieta baja en carbohidratos, mientras ignoran el contenido de grasa. Otras opinan de manera contraria, declarando que las grasas son malas
y los carbohidratos son saludables.

Nuestra opinión es sencilla: demasiadas calorías del tipo incorrecto no son buenas para tu cuerpo, lo que conlleva un exceso de peso y todos los problemas asociados con la obesidad. Ya conocemos a muchas personas con problemas de salud que ingieren demasiada azúcar y carbohidratos refinados. Del mismo modo, otras personas que consumen excesiva carne,
y las grasas saturadas que la acompañan, a menudo sufren problemas en su cuerpo. Por lo
tanto, nuestra opinión es que una dieta basada en cantidades abundantes de vegetales,
combinada con carbohidratos complejos para la liberación de energía de forma rápida, y un
nivel razonable de grasas insaturadas para la distribución de la energía almacenada, sea
probablemente lo mejor para el cuerpo humano.

En cuanto a las proteínas, el cuerpo las necesita desesperadamente para formarse y repararse a sí mismo, especialmente los cuerpos de niños en edad de crecimiento y de adultos que realizan un trabajo manual o deportes de alta intensidad.

Entonces, teniendo en mente todo lo anterior, ¿cuál es la calidad nutricional de Doña Zarina? Bueno, el siguiente es un resumen de nuestros niveles de nutrientes según lo examinado por el Instituto de Investigación de Alimentos y Nutrición de Filipinas.

Como se puede observar, los niveles de calorías, grasas y proteínas del tofu de Doña Zarina son más altos que los del tofu promedio. Pero consideramos que eso es bueno. Porque creemos que no deberías pagar por el agua del tofu que consumes. Pagas por los beneficios de la soja, no del agua, por lo que hacemos que el tofu Doña Zarina sea más denso, más pesado, más firme y más carnoso que otras variedades.

De hecho, una buena comparación para nuestro tofu la tenemos en la carne magra. Ambos tienen niveles calóricos similares y ambos poseen altos niveles de proteínas. Pero la carne de vacuno contiene colesterol, mientras nuestro tofu no tiene ninguno, y aunque el tofu de Doña Zarina podría ocupar el segundo lugar en contenido de proteínas, ¡no hemos tenido que sacrificar ninguna vaca para obtenerlo!

Te dejamos que tú decidas. Nosotros consideramos que es un excelente sustituto de la carne en nuestra dieta y seguramente también lo será para la tuya.

¿Te gustaría contactar con nosotros directamente?

Nos encantaría también conocer tu opinión acerca del tofu de Doña Zarina (esperamos que buena, pero en caso contrario, ¡también queremos conocer tu opinión!). Porque en The Tofu & Bean Factory, la atención al cliente no es un departamento . . . es una actitud.

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